20 de junio de 2012

Nuevo libro revela el lado más íntimo de los grandes directores de cine


"Tardes de cine", del crítico Ernesto Garratt, rescata sus mejores entrevistas de casi veinte años de carrera. Se presenta este martes a las 20 horas en el cine Huérfanos.

SANTIAGO.- "Fui un niño que creció en los años 80, por lo tanto, un testigo lejano de cómo la industria cambió drásticamente. Tal vez por eso este libro de entrevistas reúne a los directores y películas que más me han movido el piso. Que me marcaron profundamente por sus ideas, por su manera de ver el cine más allá del negocio".


Con estas palabras define Ernesto Garratt, periodista y crítico de cine de revista Wikén, la razón para escribir un libro como"Tardes de cine" (Ediciones B, $14.900), que reúne sus mejores entrevistas a catorce grandes directores de cine, entre los que figuran Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Guillermo del Toro, Quetin Tarantino, Duncan Jones y Clint Eastwood.

Son casi 20 años de conversaciones en diferentes lugares del mundo, a través de las cuales Garratt descubre a los directores y sus obras, pero también a los hombres detrás de la cámaras, con sus recuerdos, sueños y obsesiones.

Asistente habitual a festivales de cine como Cannes, Venecia y Toronto, Ernesto Garratt habla aquí del making ofde "Tardes de cine", que se presenta este martes 19 de junio, a las 20:00 horas en el cine BF Huérfanos (Huérfanos 735).

-Si uno revisa diarios y revistas antiguos, uno descubre que entonces los actores acaparaban toda la atención de los medios y los estudios. ¿En qué momento los directores cobraron visibilidad ante el público?
-Creo que aún los directores no tienen la visibilidad que se merecen. Los actores son la cara de una película, pero cuando hablamos de una cinta de Martin Scorsese, el verdadero genio tras bambalinas es Scorsese: dueño y señor de un mundo fílmico perfecto. Por consenso, la valoración de los directores como autores de las películas —de las buenas películas— comenzó a ser ley con la política del cine de autor de la revista francesa "Cahiers de Cinema", a finales de la década de 1950, cuando críticos fílmicos como Francois Truffaut (después convertido en reconocido cineasta) descubrieron genio y talento en ninguneadosautores como Alfred Hitchcock. Y justamente eso pretendo con "Tardes de cine", un libro que recoge la idea de poner en primer plano a los directores, a los buenos directores, como las verdaderas estrellas de una película.

-Cada director de cine es un mundo aparte, con sus obsesiones y puntos de vista. ¿Cuál de los catorce que elegiste te impresionó más?
-De los catorce directores que aparecen en "Tardes de cine", varios me han marcado. La lucidez de Pedro Almodóvar, porque se trata de un cineasta muy culto; lo mismo Coppola, que cuando me habló sólo quería conversar del crítico literario Alone. Pero con la mano en el corazón, creo que el que más me ha impresionado es Terry Gilliam. Es un artista cien por ciento independiente, que desde sus comienzos ha planteado un discurso coherente y quien, antes de los indignados, ya era un indignado. Ex miembro de la agrupación de Monty Python, Gilliam me sorprendió por su energía y fuerza. El director de "Brazil", "12 monos" y más clásicos modernos siempre se esfuerza por volver a filmar. Los actuales tecnócratas del cine no le dan cabida, pero pese a esa censura, Gilliam se las arregla para seguir creando, pese a que, por ejemplo, se le muera su actor principal, Heath Ledger, en pleno rodaje de "El imaginario del Doctor Parnassus". Gilliam es un luchador, un Quijote que pelea contra molinos de viento.

-A muchos de ellos los entrevistaste en más de una ocasión. ¿Crees que los directores evolucionan junto con sus películas o siempre están filmando "la misma historia"?
-Creo que los grandes directores en realidad siempre cuentan la misma historia, marcan la misma tecla, pero son capaces de reinventarse y variar la forma, pero seguir siendo los mismos. Scorsese siempre ha hablado de lo mismo, los outcast, la vida gangsteril, de los que están fuera del sistema. Y su obra cumbre, "Buenos muchachos", tiene un lazo sanguíneo con "Calles peligrosas", la primera colaboración de Scorsese con Robert De Niro en los años 70. Ambas hablan de criminales con vidas y semblantes más regulares de lo que uno pudiera imaginarse.

-En tu libro hay directores de diferentes generaciones. ¿A qué clase de Hollywood representa cada uno de ellos?
-Más que Hollywood, estas generaciones de distintos directores representan el sentido de la validación del cineasta como gran responsable de una película. Por ejemplo, elegí al joven Michel Gondry porque es un cineasta refrescante e imaginativo con un mundo interior fabuloso. Cuando lo entrevisté en la edición de Cannes 2011, él me empezó a filmar y acabé dirigido por el director de "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos".
También Tarantino tiene algo que decir: él es el hombre nuevo, la renovación de una generación de directores norteamericanos que, ahora, con su voz, habla de tributos y mezclas de géneros. El mayor en edad es Clint Eastwood y hablar con él fue cumplir un sueño de cinéfilo, porque se trata de un cineasta que me marcó profundamente siendo joven y aún tiene mucho que entregar. Y sin duda que de los nuevos, me llama poderosamente la atención Duncan Jones, el hijo cineasta de David Bowie, a quien lo marcó la misma película que a mí en los 80: "Blade Runner", que este año cumple 30 años.

-Menciona un director ya fallecido que te hubiese gustado entrevistar y por qué.
-No puedo hablar sólo de uno. Primero, Sam Peckinpah, porque amo la violencia estilizada de sus películas, como "La pandilla salvaje". Después Francois Truffaut, porque este francés tenía una onda sensibilidad con filmes como "La piel dura" o "Los 400 golpes", que nos hace falta en estos tiempos materialistas. Y, sin duda, Alfred Hitchcock, brillante artesano que me deja con la boca abierta aunque haya visto sus películas una y otra vez. "La ventana indiscreta" o "Vértigo" son dramas actuales y modernos. Otro profeta de su tiempo.

-Y dentro de los directores vivos, ¿cuál faltaría en tu libro?
-Roman Polanski, John Carpenter y Brian de Palma. El primero, porque es un director que no filma sólo buen cine, además Polanski filma notables historias. Acabo de ver de nuevo "Búsqueda frenética" y es tan Hicthcock —pero con su mano—, que sólo puedo prenderle velas. A Carpenter lo quiero entrevistar porque es el mejor y más inteligente director de terror de los años 80. Con sus películas, como "They live", sobre una invasión de aliens yuppies, anticipó este presente de corporaciones devorándonos. Y De Palma, porque filma como los dioses. "Vestida para matar" y "Cara cortada" son formidables.

-En casi 20 años de trayectoria también debes haber entrevistado a muchos actores y actrices. ¿Te interesaría, a futuro, armar un libro con esas conversaciones?
-Todo puede ser, pero me llama más la atención hacer un libro sobre cine chileno como próximo proyecto. Espero poder concretarlo.