31 de enero de 2013

Teatro Municipal crea biblioteca digital y pública de sus producciones El Centro de Documentación de Artes Escénicas registra ópera, ballet y conciertos históricos.


El 17 de septiembre de 1857, la modernidad llegaba a la capital en forma de tres grandes avances. Por la mañana se inauguró el ferrocarril al sur; durante la tarde, en las calles del centro, se afinaban los detalles para encender las primeras lámparas de gas hidrógeno, y en la noche, el evento más esperado de todos: el Teatro Municipal, la primera sala acondicionada para acoger grandes espectáculos, abría sus puertas, con  la pieza Ernani de Giuseppe Verdi y el Presidente Manuel Montt sentado en primera fila.

Más de 150 años después, el  inmueble neoclásico, ubicado entre calles Agustinas y Moneda, sigue siendo el teatro más prestigioso del país. Pero ¿cuántas fotos, repertorios y anécdotas se pueden acumular en todo ese tiempo de vida? “Muchas, demasiadas. Aunque no lo creas hay hasta cierta adrenalina en poder rescatarlo todo”, dice Magdalena del Pedregal, encargada del Centro de Documentación de las Artes Escénicas (DAE), entidad que desde 2010 intenta resguardar la memoria del Teatro Municipal.
Partieron como viento en popa. Gracias a un Fondart de $ 68 millones pudieron crear el Centro DAE y digitalizar más de 40 mil fotografías en papel hasta el 2006, con la ayuda de Cenfoto, y luego con un fondo de la Universidad de Harvard, de US$ 12 mil, digitalizaron el archivo sonoro que incluye registro de óperas y conciertos de los años 40 en adelante. “Los archivos de audio son lo más demoroso. Estamos recién en un 20%”, cuenta Alejandra Martí, directora de nuevos proyectos del teatro.
La biblioteca digital se sigue expandiendo ahora con el primer lugar obtenido por el Centro DAE en el concurso internacional Heritage Trust Proyect, convocado por la multinacional EMC, que desde 2007 impulsa la digitalización del patrimonio. “El Teatro Municipal  fue uno de los siete finalistas del jurado y luego fue favorecido por votación en Facebook, que es una nueva modalidad del concurso”, explica Guillermo Moya, director de EMC para Chile y Perú.
Con los US$ 15 mil del premio, el Centro DAE digitalizará 2.370 programas de sala, los folletos con el repertorio que interpretan músicos y bailarines en cada espectáculo y que se entrega antes de cada función. “Es un verdadero recorrido por nuestras artes escénicas y de paso por la historia del diseño y la imprenta en Chile”, dice Alejandra Martí.
Claro que la finalidad del Centro DAE no es sólo rescatar y catalogar, sino también difundir la historia del teatro entre el público. Para esto se creó un sitio web (centrodae.municipal.cl/), donde se puede consultar en línea los archivos digitales disponibles. Hay fotografías del teatro y sus salas desde 1857 en adelante, también registro de las visitas ilustres como la de Anna Pavlova, bailarina rusa que pisó el escenario local en 1917; la francesa Sarah Bernardt, quien hiciera una legendaria interpretación en La dama de las camelias; el coreógrafo alemán Ernest Uthoff que vino en los 40, al igual que el director Herbert von Karajan, y el mimo Marcel Marceau que estuvo en Chile una década después. 
Dentro del registro sonoro se puede encontrar los recitales que dio Claudio Arrau en Chile en 1984; la interpretación de Andrea Chénier, en 1977; de  la soprano mexicana Gilda Cruz Romo, o la dupla que formaron Ramón Vinay y Plácido Domingo en la ópera Carmen de 1967. “Por temas de derecho sólo subimos extractos de los audios a la web, pero quien quiera puede  llamar y luego venir a revisarlos enteros, al igual que  ver fotos y documentos”, dice Magdalena del Pedregal.
Por el momento, el Centro DAE está funcionando en un pequeño departamento en Tenderini 85, ya que tras el terremoto de 2010 las dependencias en el teatro quedaron dañadas. Este mes partieron, sin embargo, las obras de reconstrucción, para a fines de 2013 abrir el renovado Centro DAE, con salas de consultas y una audioteca operativa para todo público que dará a la memoria centenario del teatro mayor visibilidad.
Fuente: La Tercera