29 de abril de 2013

Nuevo cine de la casona del bar The Clinic abrirá a fines de mayo


Ubicado en Monjitas con Miraflores, programará películas y documentales chilenos.

Fue el garaje de la Casona Ariztía, construida en 1925 por los arquitectos Ismael Edwards Matte y Federico Bieregel y, luego, el centro de eventos y conferencias del Partido Radical, que ocupó el ala poniente de la construcción hasta 2009. A fines de mayo, la sala se convertirá en el nuevo cine del centro de Santiago.

Con 54 butacas rojas compradas al ex cine Huérfanos, se emplazará en Monjitas 580. Ahí, hoy se ubica Radicales, espacio contiguo al bar The Clinic y de los mismos dueños, que alberga una tienda, cafetería y galería de arte.

El cine funcionará todos los días. A las 17 horas se exhibirán documentales, a las 19 horas estrenos nacionales, que irán cambiando cada dos semanas, y a las 21 horas será el turno de reestrenos chilenos, como Ilusiones ópticas y Bonsái, del director Cristián Jiménez. A su vez, los jueves y viernes, a las 23 horas, se programarán ciclos temáticos.

“Hemos pensado en sesiones con presentadores como La película favorita de..., donde personajes como Rafael Gumucio o El Rumpy generen debates después de las funciones”, explica Danny Micin, director de arte del proyecto.

“La sala tiene aire acondicionado, un proyector profesional y un sistema de audio de primer nivel. Esto suena como el Hoyts, retumba el piso”, agrega.

“Tenemos una política de rescatar la tradición de las antiguas salas y de apoyar al cine chileno”, asegura Patricio Mora, gerente comercial del proyecto y uno de los cuatro socios del bar The Clinic.

Tres nuevos bares
En paralelo, el proyecto Radicales, que recibe cinco mil personas al mes, se reinventa cada día. En el tercer piso se ubicará un hotel boutique y, en las próximas semanas, abrirán sus puertas los tres bares del segundo piso. El Conversatorio, Vitrales y Tavernilla tendrán como punto de encuentro el gran salón del segundo piso, adornado con lámparas de lágrimas, el mismo en donde, en los años 20, se bailaba vals y foxtrot y que desde ahora será animado por un DJ permanente.


El Conversatorio se especializará en espumantes y destilados, como ron, vodka y pisco. Ahí, la iluminación será a la luz de las velas, dispuestas en una gran estructura redonda, estilo medieval, que cuelga del techo. La atmósfera se completa con los grandes espejos biselados originales en las paredes.

El bar Vitrales tendrá una estética catalana, aprovechará la luz que entra por los vidrios pintados y ofrecerá cervezas y pinchos. Ninguno de los dos tendrá mesas, para así fomentar la conversación entre los asistentes.

Tavernilla, en tanto, ocupará la habitación mayor, que tiene un balcón que mira a la esquina de Miraflores y Monjitas. En el lugar se servirán vinos, quesos y charcutería.

Un cine como antaño
El cine del The Clinic se suma a los cercanos El Biógrafo, Alameda y Normandie, que enriquecen un barrio que vio desaparecer, en las últimas décadas, a las salas Huérfanos, Lido, Gran Palace, Rex, Astor y Santa Lucía.

El más recordado es este último. En los años 60, junto con un remozamiento general, se instaló ahí el Cinerama, sistema de proyección y rodaje que permitía ver las películas en un formato ancho. La competencia a nivel local fue el Lido, de calle Huérfanos, que incorporó el sistema soviético Kinopanorama.

El Cinerama permaneció por décadas en la esquina de Alameda y San Isidro, con filmes como Superman o Woodstock, pero en 1995, en el mismo espacio, la librería porteña Lápiz López instaló “el primer supermercado de la oficina”. Luego, en 2003, el monumental edificio de hormigón armado, construido en 1937 por el arquitecto Eduardo Valdés Freire, fue demolido para dar paso a un hotel, el Caesar Business.

Fuente:La Tercera